Día 4: ¡salida precipitada!

Tras tres días soleados y temperaturas anormalmente altas, amanecemos en la última jornada de esquí con los cielos cubiertos y un tiempo fresco -que casi se agradece-.

Subimos a la estación que, pese a ser viernes, parece más vacía que los días previos. Pero los malos augurios no hacen mella en nuestros intrépidos chicos, que se incorporan a las clases con ilusión por aprovechar la última jornada.

Las nubes han bajado hasta las zonas medias de la estación, así que al subir a cotas más altas asistimos a un auténtico espectáculo visual.

La nieve está en buenas condiciones, pero no se puede decir lo mismo de la visibilidad. El el efecto de la luz al atravesar las nubes y rebotar en la nieve hace que se haga muy difícil apreciar el relieve de las pistas, con la dificultad técnica que eso conlleva. Esto propicia que los dos profes de la expedición, que se han cuidado siempre de dar ejemplo esquiando sin pausa desde la apertura hasta el cierre de las pistas, se tomen ahora unos instantes de receso para inmortalizar su presencia en Astún, sin poder disimular bajo la indumentaria de esquí su renombrada rectitud y seriedad:

Mientras los chicos apuran las últimas bajadas por las pistas, nos llegan recomendaciones de adelantar la salida y evitar así posibles complicaciones a la entrada de Madrid, debido a las medidas extraordinarias que previsiblemente se van a tomar por causa del COVID-19. Así que a las 12:30 estamos ya comiendo para dirigirnos cuanto antes a casa.

Ya en el autobús de vuelta, la mecánica del vehículo nos vuelve a entorpecer la marcha. El conductor se tiene que quitar camisa y corbata, ponerse el mono de trabajo y arreglar una pequeña avería que amenaza con obligarnos a un cambio de autobús, con el retraso e inconvenientes que eso conlleva. Por suerte lo consigue y reanudamos la marcha.

Nuestros chicos, cansados pero contentos.

Llegando ya a nuestro destino, los profesores cogemos el micrófono y compartimos con nuestros chavales las opiniones que nos han ido expresando gente del personal del hotel, camareros del restaurante en pistas y monitores de actividades: todos coinciden que este grupo se ha comportado de forma excepcional, han sido amables, cooperadores, activos, pacientes y muy educados. Los chicos, que hasta hace unos minutos estaban adormilados, se vienen arriba y todos empezamos a aplaudir entusiasmados. En ese momento, el conductor -que apenas ha abierto la boca en el viaje- pide la palabra y suelta: “Este es el mejor grupo que he tenido en toda mi carrera profesional”. La euforia se desata y todos gritamos, silbamos y aplaudimos hasta rompernos las manos.

Cabe destacar en este punto que gran parte del éxito de este viaje ha residido en la total profesionalidad, dinamismo e incombustibilidad de los monitores de Proyecta Sport. Ha sido tremendamente enriquecedor verlos trabajar con los chavales, siempre con la mejor disposición, siempre con una sonrisa y siempre con todos los aspectos del viaje controlados, encontrando soluciones a cada imprevisto y conectando completamente, a nivel humano, con nuestros chicos.

De izquierda a derecha, Juanki, Ari, Arturo Y Edu.

Llegamos a Torrejón y, antes de bajarnos del bus, recordamos a los alumnos las nuevas medidas de higiene personal y contacto social que se están recomendando ya en todo el país. Conociendo la respuesta del grupo durante el viaje, no nos cabe duda de que todos ellos se van a comportar con la responsabilidad y solidaridad que los miembros más vulnerables de nuestra sociedad merecen.

Y así cerramos este blog, con gran alegría de que todo haya salido tan bien, con enorme orgullo por los alumnos que tenemos y la esperanza de que el año que viene podamos repetir la experiencia.

Esperamos que paséis estos días con tranquilidad, paciencia, responsabilidad y solidaridad.

¡Hasta siempre (desde casa) con el recuerdo del Pirineo!